Los cristianos tenemos que enfrentar algunos problemas ligados a la creatividad en relación al seguimiento de Cristo. Ello nos exige al menos discernimiento y sabiduría. Porque si bien la vida teologal es esencialmente creativa y dinámica, no todo en ella parece claro en orden a la creatividad. Se tienen que armonizar polos aparentemente opuestos, por ejemplo entre tradición y actualidad, entre obediencia y libertad, inculturación y universalidad del Evangelio, pluralismo y unidad, fidelidad y búsqueda, originalidad y comunión. ¿Cómo hacer para salvaguardar los valores contenidos en cada polo, superando creativamente las tensiones y las tentaciones de anarquía por un lado y por el otro, los riesgos de intolerancia e inmovilismo? Es este el gran problema de las fidelidades esenciales, las rupturas necesarias y las síntesis creativas. Mirando en su conjunto la historia de la Iglesia sorprende el papel preponderante que rápidamente tuvo la catequesis como ministerio fundamental que edifica a la comunidad. “Es una experiencia tan antigua como la Iglesia”. Pero lo más asombroso es constatar que dicho ministerio, desde sus inicios, estuvo marcado por una creatividad tal, que pronto dio lugar a formas variadas de expresión, a procesos diversificados y a manifestaciones plurales que pueden apreciarse, por ejemplo, en la diversidad de textos y manuales que inmediatamente aparecieron. Se diría que la comunidad cristiana súbitamente comprendió que la catequesis creativa era la clave mayor para acompañar pedagógicamente al discípulo de Jesús en el camino concreto de su Fe. Sólo así podía dar respuestas adecuadas. Los primeros escritos del Nuevo Testamento, los Evangelios, el libro de los Hechos de los Apóstoles y las Cartas apostólicas, son un testimonio de la creativa acción catequética en las primeras comunidades cristianas. Es un hecho conocido y comprobado que muchos textos del Nuevo Testamento primero circularon en la comunidad como catequesis orales o escritas, antes de ser incorporadas al texto inspirado. En América Latina la creatividad catequética tampoco estuvo ausente. los evangelizadores de la primera hora sufrieron enormes dificultades para realizar su labor misionera. Se enfrentaron a desafíos desconocidos que los obligaron a crear modelos catequísticos, métodos originales, lenguaje nuevos (música, canto, teatro), formas de organización y en general expresiones catequísticas nacidas del contexto socia cultural de los pueblos recién evangelizados. Toribio de Mogrovejo en el Perú, Pedro de Gante, Fray Juan de Zumárraga y Vasco de Quiroga, son algunos de los nombres que no se pueden olvidar. En conclusión, desde el punto de vista teológico e histórico la catequesis tiene muchos motivos para ser especialmente creativa. En primer término los contextos socio-culturales en que ella se realiza le presentan desafíos siempre novedosos, obligándola a replantearse continuamente sus procesos. En segundo lugar está el dinamismo de la Revelación que, en palabras de Medellín, ha de interpretarse en relación a las situaciones y urgencias del momento histórico. Finalmente la naturaleza misma de la catequesis pide que ella se realice al ritmo de los procesos de conversión de las personas y de las comunidades que deben madurar en el seguimiento de Jesús.
P. Francisco Merlos Arroyo